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19 diciembre 2012

Sencilla y efectiva solución



Algunos vivimos tiempos duros y difíciles, con grandes esfuerzos y sacrificios económicos, y también de lucha, con numerosas manifestaciones y huelgas, que nos exigen recortes en nuestro tiempo libre, para dedicarlo a la justa reivindicación de derechos sociales y una verdadera democracia.



Todo este esfuerzo, puede verse disminuir con una simple acción cada cuatro años, ejerciendo tu derecho a voto en las elecciones y, NO eligiendo a quienes hasta ahora, han sido partícipes en las políticas que nos han traído hasta esta estafa democrática y económica.

05 diciembre 2012

Os detesto y maldigo...



Dicen que soñar es gratis, pero no es cierto.

Porque para poder soñar necesitas ilusión por algo, y la ilusión se pierde irremediablemente cuando te encuentras en situación de desempleo y las perspectivas son prácticamente nulas de volver a recuperarlo, como es el caso de muchas personas en estos momentos de estafa, que no de crisis, que vivimos; también cuando tienes grandes posibilidades de perder tu empleo o la incertidumbre de un quizá me toque a mí también.

Soñar y tener esperanza es muy difícil cuando ves que todo funciona al revés, y que los ricos y poderosos se van de rositas, y los pobres y débiles pierden su honra, su dignidad y su casa, pero no la losa de sus pequeñas deudas que les sepultará hasta que acaben devolviendo, si es que pueden, hasta el último euro con sus intereses acumulados.

Mientras, los poderes financieros, esos que originaron la descomunal estafa, que tienen deudas escandalosas que hemos de pagar entre todos, se permiten ponernos las condiciones de cómo hemos de devolver el dinero que ellos deben, en vez de ser nosotros quienes, como hacen ellos, les digamos como han de devolvernos el aporte milmillonario que el Estado en nombre de todos, les hemos hecho para que no quiebren y arrastrarnos a todos a la ruina.

Por todo esto, detesto y maldigo a los responsables que no nos dejan dormir y nos quitan nuestros sueños, amparándose en una ideología altamente perniciosa como es la neoliberal, que no ha demostrado otra cosa hasta ahora, que sabe hacer ricos a los que ya lo son, y empobrecer al resto mediante leyes que recuerdan demasiado a un régimen fascista.

Detesto y maldigo a quienes se permiten decirnos que hemos de flexibilizar el mercado laboral, y lo hacen incluso desde un despacho en el que ostentan un cargo público nombrado a dedo, posiblemente por un familiar o amigo y con un “contrato blindado”.

Detesto y maldigo a quienes privatizan las empresas públicas para beneficio y lucro de unos pocos.

Detesto y maldigo a quienes miden todo en dinero y rentabilidad, y no saben lo que cuesta la felicidad, la cultura, el ocio y el servicio a la sociedad.

Detesto y maldigo a quienes evaden capitales a paraísos fiscales, y presumen de éxito y patriotismo.

Detesto y maldigo a quienes abogan por una reforma de las pensiones, y se asignan ellos mismos las más altas y escandalosas, como premio a la quiebra de sus corporaciones.

Detesto y maldigo a los que influyen partidariamente en los mercados para su beneficio, y nos dicen que es la obra de una mano invisible.

Detesto y maldigo a quienes fuerzan a la baja los precios de los productos para eliminar la competencia, obteniendo después el monopolio del sector; porque además lo hacen muy probablemente subvencionados con las ganancias en negocios sucios.

Detesto y maldigo a quienes obtienen grandes beneficios del tráfico de armas, personas y drogas.

Detesto y maldigo a quienes ayudan a blanquear el dinero obtenido por medios ilegales y abusivos.

Detesto y maldigo a quienes proponen trabajar más y cobrar menos, cuando ellos no se aplican el mismo plan moderando los beneficios empresariales.

Detesto y maldigo a quienes están en contra de pagar impuestos, y prefieren la caridad y la beneficencia en contrapartida a las coberturas sociales.

Detesto y maldigo a los políticos que han dado cobertura a las acciones ilegales y alegales del sistema financiero.

Detesto y maldigo a los representantes sindicales que se aprovechan de sus organizaciones para beneficio personal y sectorial, incluidas las de empresarios.

Detesto y maldigo a quienes quieren hacer de la educación y la sanidad un cortijo privado, para uso y disfrute de unos pocos.

Detesto y maldigo a quienes recortan por encima de nuestras posibilidades, porque por este camino nunca hallaremos una salida, y seguiremos ahondando en el problema que nos ahoga.

Detesto y maldigo a quienes piensan que en un planeta de recursos limitados, el crecimiento puede ser indefinido, porque degradamos el medio ambiente por encima de nuestras posibilidades, hipotecando el futuro de las demás especies y nuestros descendientes.

Detesto y maldigo a quienes miraron hacia otra parte cuando el sistema financiero se hundía a sus pies alegando desconocimiento, pero ahora saben perfectamente que es lo que hay que hacer para ¿salir de la crisis? (No es crisis, es estafa).

Detesto y maldigo a quienes secuestran la Democracia y la convierten en una oligarquía.

Detesto y maldigo a quienes se dicen cristianos y, permiten y practican lo anteriormente expuesto.