Imagínense una familia tipo española, padre (Mariano) y madre (Soraya)
asalariados, con un sueldo neto de 1.300 y 1.150 €/mes respectivamente; tienen
uno o dos hijos…, y tras muchos años de
trabajo y sacrificio, tienen en propiedad una vivienda en la que residen
habitualmente, de la que tan solo le restan 3 años de hipoteca, por la que
pagan 900 € mensuales. Heredaron un piso a medias con Angélica (la hermana de
Paquita), que lo arrendan por 1.000 € (1.000 / 2 = 500). Adquirieron hace poco
un apartamento en la playa a plazos, por el que pagan 600 € mensuales, del que
restan para su pago total, 20 años (144.000 €).
Tienen un “considerable” patrimonio de 2’5 viviendas
Ingresos mensuales de: 1.300 + 1.150 + 500 = 2.950 €
Obligaciones de pago por hipotecas: 900 + 600 = 1.500 €
Tras restar a los ingresos (2.950) los gastos (1.500), quedan 1.450
€ para el normal funcionamiento de la familia, o sea, comer, vestir, ocio, automóvil,
gasolina, dentista, seguros, facturas de
colegio, agua, luz, gas, teléfono… tras lo cual, como suele suceder, ya que
tendemos a gastar con arreglo a lo que ganamos, no sobra prácticamente nada. Las
pagas extras se usan para las vacaciones, gastos extraordinarios, y si sobra
algo para ahorrarlo.
Digamos que el presupuesto familiar anda equilibrado, pues gran
parte de los gastos mensuales (50 %), van a adquisición de patrimonio (ahorro).
Nada parece indicar que vivan por encima de sus posibilidades.
Supongamos ahora que esta familia, tuvo que hacer frente a un gasto
extraordinario de 2.500 €/mes por cualquier razón ineludible, como pudiera ser
algún tratamiento médico o suceso análogo, durante un tiempo que se estimó de
aproximadamente un par de años. (2.000 €
x 24 meses = 48.000 €)
Como los pocos ahorros no dan para cubrir este desembolso, aunque
recorten gastos superfluos e incluso necesarios, sigue resultando totalmente
insuficiente, por lo que tienen que, endeudarse o vender patrimonio.
Aquí hemos llegado al quid de la cuestión. ¿Deben deshacerse de
patrimonio o endeudarse? Veamos sus consecuencias y después saquemos
conclusiones.
Ante una crisis como esta (la de esta familia y también la de
nuestro país), nos hallamos en la tesitura de la austeridad, privatizaciones y
recortes, o un mayor endeudamiento.
Puede esta familia dejar de ir al cine, de tomar cañitas en las
terrazas de los bares, las clases extraescolares (música, natación, judo,
ballet…), suprimir seguros dentales, comer menos carne, marisco y un sinfín de
medidas más.
Cuando no tienes ingresos suficientes, recortar gastos se hace
recomendable e imprescindible. Algunos serán inocuos, y otros resultarán
contraproducentes, ya que dejar de ir al dentista, a la larga suele resultar
más gravoso monetaria y físicamente, pero por muchos recortes que hagan, no
obtienen ninguna solución, ya que los 1.450 € que quedan para cubrir las
necesidades básicas (comer, vestir…), ni siquiera cubren los nuevos gastos
extraordinarios (falta liquidez).
VENTA DE PATRIMONIO
Ante este panorama, la venta de patrimonio (privatizaciones lo
llaman nuestros Gobiernos) parece la opción más plausible.
Obviamente, la venta de la vivienda habitual queda descartada.
Vender el apartamento en la playa no es una buena opción, ya que el
precio de venta, sería igual o parecido al importe de la deuda hipotecaria,
vamos, que no obtendrían financiación, y además a medio y largo plazo, las
futuras vacaciones en la playa, serían más caras que manteniendo el apartamento
para este fin.
Vender la mitad del piso heredado, les supondría acceder a la
financiación necesaria y solucionar totalmente el problema, pero… veamos:
¿Es una buena idea vender un “negocio” que les proporciona
sustanciosos ingresos?
De primeras, es verdad que conseguirían una financiación capaz de
hacer frente al gasto extraordinario (48.000 €), e incluso una buena parte de
la deuda del apartamento, pero perderían permanentemente los ingresos del
arrendamiento.
ENDEUDAMIENTO
Su capacidad para endeudarse es limitada, sobre todo si pretenden
no cruzar “líneas rojas” como Sanidad y Educación, y ante todo, dependerá del
tipo de interés al que puedan devolver esta deuda.
Devolver 48.000 € en 10 años a Angélica (cuñada y hermana), a modo
de Banco Central o Reserva Federal, a un interés familiar de alguna invitación
a comer, y disfrute de algún tiempo en el apartamento playero de vez en cuando,
resulta una opción asequible, ya que supone un importe de 400 €/mes, y
reportaría recortes no fundamentales en el presupuesto familiar, equivalente al
importe del arrendamiento de la vivienda que tienen en propiedad conjunta.
Además, durante esos 10 años, la inflación iría suavizando el esfuerzo que
supone el pago de la deuda.
Claro que…, si Angélica aconsejada por su hijo Mario, alumno
aventajado en mercados financieros, la convence para que sea él, el que preste
el dinero a sus tíos, ofreciéndole a su madre un 1% de interés, y él prestarlo
al 5%, supondría un aliciente para Angélica, un buen negocio para Mario, y la
inviabilidad de la refinanciación para nuestra familia, ya que tendrían que
terminar por recortar más allá de lo que les es posible para subsistir, y
terminarían por perder su vivienda arrendada a favor de su sobrino Mario, a
causa de los altos intereses.
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